domingo, 2 de octubre de 2011

Las Malas Noticias...

Inicio Puebla
Ana Giorgana
Calidad de vida emocional

Las malas noticias inundan los medios de comunicación día con día y segundo tras segundo. La información junto con las imágenes se vuelve  un escándalo que además se repite una y otra vez en todos los canales y en los medios electrónicos. Sin olvidar la voz de la persona que las emite que puede ponerle un tono a su voz melodramático, amarillista o de seriedad, que por cierto son los menos.

Una mala noticia es un evento que impacta de manera negativa a una persona, en este caso, a la sociedad en su conjunto. Impactar negativamente lo dice todo, es decir, le afecta de una manera importante en sus emociones, acciones, pensamientos y en su diario vivir.


El punto importante frente a las malas noticias es que las expectativas se muestran también afectadas. Y, si reflexionamos un poco más sobre este asunto podemos observar como la gran mayoría de las personas sienten que sus expectativas se encuentran frustradas en sociedades mediáticas, de consumo, del miedo y de la fallas en la seguridad.

Es evidente que en términos individuales y mostrando un alto grado de empatía la comunicación de las malas noticias se realiza, no siempre, pero se procura en términos de empatía y una comprensión hacia la circunstancia del otro. El respeto a su dolor y a las consecuencias que ello traerá en su vida. Estamos más cerca de su sentimiento y desilusión.

El problema con los medios de comunicación es que en sí la información es fría y aparentemente indiferente frente a algunas circunstancias de la vida de las personas. Sin embargo, estar inundados de malas noticias en todos los ámbitos parece que por un lado nos ha vuelto indiferentes, y por otro, nos lleva a estar a la defensiva.

Ya no confiamos en nadie y en nada. Las ciudades se han convertido en carne de cañón para los grupos criminales y las malas noticias corren por toda la ciudadanía, al que no le han robado, lo han secuestrado, al que no lo asaltaron, además de que a nivel nacional y mundial se escuchan una serie de atrocidades en torno a la vida humana y sus formas de organización social.

No sólo en términos de la violencia lo escuchamos también se observa en las protestas porque no existen los trabajos suficientes para cubrir la demanda, los hospitales no cuentan con todos los recursos para la atención de los usuarios y, además, la vida se encarece y no existen formas de cumplir para algunos grupos ni siquiera con los suficiente y mínimo indispensable para contar con condiciones de vida aceptables.

Por supuesto que el mundo está lleno de buenas y om noticias. Pero las buenas se ponderan en menor medida. Tal vez porque no venda, quizá porque no son sensacionalista oticias acaban con cualquier esperanza. Las posibilidades de crecimiento parecen cerradas y por tanto algunas de ellas mejor se conforman con las condiciones de vida que tienen y tratan de preservar lo poco que tienen en cuestiones material como en sus posibilidades personales.

Personas que viven con miedo y con pánico que se dejan impactar por todas esas malas noticias que deterioran su confianza básica y que además transmiten a los niños y a los jóvenes: el mundo no es un lugar seguro y tienes que defenderte de todos. No confíes en nadie.

Esos mensajes que tenemos que tomar en cuenta en efecto van creando seres indefensos, incapaces de lograr mayores cosas en su vida porque sienten que no hay futuro. En términos sociales lo podemos ver en capas como lo que ha dado en llamar la generación de los “NiNis”. Jóvenes que ni estudian ni trabajan y que pasan sus días desperdiciando su tiempo porque se han creado la idea que no hay opciones de trabajo y por tanto son cobijados tanto por una ass="MsoNormal">

La incertidumbre y las malas noticias acaban con cualquier esperanza. Las posibilidades de crecimiento parecen cerradas y por tanto algunas de ellas mejor se conforman con las condiciones de vida que tienen y tratan de preservar lo poco que tienen en cuestiones material como en sus posibilidades personales.

Personas que viven con miedo y con pánico que se dejan impactar por todas esas malas noticias que deterioran su confianza básica y que además transmiten a los niños y a los jóvenes: el mundo no es un lugar seguro y tienes que defenderte de todos. No confíes en nadie.

Esos mensajes que tenemos que tomar en cuenta en efecto van creando seres indefensos, incapaces de lograr mayores cosas en su vida porque sienten que no hay futuro. En términos sociales lo podemos ver en capas como lo que ha dado en llamar la generación de los “NiNis”. Jóvenes que ni estudian ni trabajan y que pasan sus días desperdiciando su tiempo porque se han creado la idea que no hay opciones de trabajo y por tanto son cobijados tanto por una estructura paternalista  que los infantiliza aún más. No se esfuerzan solo están a la espera de que otros les resuelvan sus necesidades. Las malas noticias de que no existen fuentes de trabajo los llevan a contar con una actitud de estar vencidos en la vida pero con sus necesidades materiales y económicas resueltas.

A grandes rasgos este podría ser un impacto negativo de las malas noticias en un grupo social como es el de estos jóvenes llenos de talento pero sin expectativas de hacer nada. Se quedan enfrascados en su pobre posición de indefensión. No buscan, no logran, no se esfuerzan, al final todo está resuelto sin ningún mérito de su parte.

Las malas noticias a nivel mundial afectan a los seres humanos de toda la Urbe en su conjunto de manera individual y es ahí donde los especialistas trabajamos pero también es cierto que los grandes monopolios económicos y mediáticos configuran los climas emocionales de los mismos.

Es un problema que tiene varias aristas como son la política, la económica, los grandes monopolios, las decisiones financieras, las políticas públicas, la pobreza, la riqueza, la percepción, las estructuras sociales, los grupos de poder, solo por nombrar algunos cuántos.

Los seres humanos de a pie no podemos contar con todos los elementos para una evaluación más certera sobre ello. Lo que si podemos hacer es centrarnos en nuestro círculo de influencia y evaluar qué tanto nos afectan esas noticias en nuestra vida personal.

Y centrarnos en nuestros recursos para resolver la propia problemática personal de una manera más inteligente y menos desconfiada hacia nuestras opciones. Lo que sí podemos hacer en nuestro entorno: cuidarnos, mostrarnos más solidarios con las familias, crear redes entre los vecinos, luchar por una cultura de la legalidad.

Y no permitir que esas malas noticias invadan o nos impacten de manera negativa en el nuestro día a día y en nuestro segundo a segundo. Se supone que la sociedad debería ser un lugar armónico para los seres que la conformamos pero hemos caído en graves contradicciones.

Ahora los seres individuales le tememos y estamos atemorizados para las sociedades que conformamos. Necesitamos regresar a nosotros mismos y revisar de manera puntual cómo podemos hacer para frenar esos efectos negativos de las malas noticias en nosotros mismos, en nuestro entorno y hacer una lluvia de ideas de cuáles son nuestras opciones en nuestro entorno inmediato.

Tal vez al no dejarnos empapar de lo negativo podamos cambiar nuestras expectativas y centrar la vida en lo positivo de ella: nuestra salud, nuestros hijos, la casa, nuestra familia, amigos, el trabajo, la inteligencia, nuestras potencialidades. Y ocuparnos de ello.

Solo así podremos evitar el efecto negativo de las malas noticias.

Gracias por leerme, mi misión es la calidad de vida emocional.